un reloj sin dueño da vuelta la tarde, un dolor de tiempo se va adhiriendo en los huesos, la luz, servida en un posillo de café… la sal, acomodada en la biblioteca… el orden cósmico fue interrumpido momentáneamente…
llegó al beso, como llegan los náufragos a la playa… y luego se desvaneció, como se desvanecen los náufragos cuando llegan a la playa… cuando recuperó el conocimiento se sintió milagrosamente vivo, como también se sienten los náufragos… y apenas encontró un pecho tibio se cobijó en su calor, como hacen los recién nacidos…